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lunes, 30 de noviembre de 2009

Encuentros en la 3ª fase

(...o en la estación de Atocha, que viene a ser casi lo mismo)

Sonia va con Eva a toda velocidad buscando un sitio de información en la estación para que les resuelvan una duda cuando de pronto Sonia ve a alguien (y mira que es dificil encontrar a alguien allí), se para en seco y dice en un tono de voz bastante alto:
-¡¡Hostia... Raúl Cimas!!
Lo mira, pues lo tenía enfrente Raúl Cimas hablando por el móvil, aminoró la velocidad, la miró y puso cara de estar pensando: "¡¡Hostia... Una loca!!". Sonia le dice hola pero no la escuchó y siguió corriendo buscando el sitio de información, vamos que ya era tarde. Así que se quedó sin foto y por poco sin la información que buscaba.

Moraleja: Las prisas son una mierda y no te dejan hacerte fotos con la gente que admiras que te encuentras en sitios como las estaciones de tren.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Reflexiones de medianoche

Las relaciones interpersonales son siempre difíciles, complicadas a veces más raras de lo que podemos llegar a pensar. No importa cuántos años o cuantos meses hace que conozcas a alguien, nunca terminarás de conocerle. El día menos pensado dejará de hablarte, o simplemente se distanciará cuando menos te lo esperes y sin explicaciones.


Le darás mil vueltas, te enfadarás y podrás pasarte la noche en vela pensando en qué hiciste o dijiste para que ahora la relación esté en ese punto, en punto muerto... Pero no encontrarás respuesta. Simplemente, cuando quieras darte cuenta ya no estará. La misma persona que derramaba sus lágrimas en tu hombro pasará a felicitarte alguna que otra Navidad porque no le quede más remedio y por no quedar tan mal, quizá su conciencia se sienta mejor así.


El caso es que cuando menos lo eches de menos, menos te acuerdes de todas sus historias, de lo que le ayudaste, y por supuesto, de todo lo que te ayudó, de las risas y de los malos momentos aparecerá, dirá algo que de te descoloque, fingirá que le importas y se volverá a marchar siguiendo el mismo camino por el que vino, sobre sus huellas, con paso firme y dejando sus pisadas bien marcadas.


Lo peor no es que no haya dejado de echarle de menos. Lo peor es lo que me cuesta aceptarlo.


O como dirían ellos: "Quizás te estoy mintiendo, resulta que no puedo aceptar que aun te eche de menos y que este menos vaya aun a más"


lunes, 9 de noviembre de 2009

¡Niños, dejad de joder con la pelota

...que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca!

Me parece una buena canción para ilustrar lo que fue mi primera toma de contacto con los alumnos de 4º de Primaria.

La cuestión es que tenía que hacer un trabajo de observación en un aula de 4º de Primaria en una clase de Lenguaje. Así que después una movida que no voy a contar, un par de mal entendidos con otra compañera y tal me planté hace dos semanas en mi antiguo colegio para hacer la observación del dichoso trabajo (porque vale 1,5 de la nota final, que si no...)

La directora me dijo que estuviera allí a eso de las 9:30 y así fue. Supuestamente yo llegaría, me sentaría y tomaría notas sobre los alumnos (los que tienen nnee, los que no, comportamiento, nivel, tema por el que iban) y sobre el aula (disposición, objetos...), pero al entrar la directora, después de recibirme de una manera muy afectuosa (ya dije que era la niña mimada de clase) me comentó que el profesor no estaba porque tenía que hacerse análisis o algo así, y yo, que me olía lo peor, le dije que podría esperar sin problema pero la directora se empeño en subirme a la clase, que había una profesora de guardia, que no se qué...

Vale, subimos y veo a dos niñas apuntando nombres en la pizarra, y pienso: una de dos, o aquí no hay profesora que valga o es verdad que Magisterio de Primaria está tan tirado que estas dos ya han terminado la carrera. La directora me presenta y se va dejándome sola con 27 fieras dispuestos a hacer culquier cosa menos guardar silencio.

Ni corta ni perezosa me senté en la silla del profesor, hablé con las niñas que apuntaban nombres y decidí "pasar lista"... vamos, decir números y los niños se iban presentando para que yo conociera sus nombres. Al terminar de pasar lista me puse algo más seria, los niños volvieron a su tarea (dibujar no sé qué) mientras los que tenían dudas o querían enseñarme su trabajo se acercaban a la mesa. Nada raro... como si fuera la maestra. Los niños contaban anécdotas que no venían a cuento hasta que llegó el profesor.

Y nada, estuve en clase de Matemáticas, Lengua y Conocimiento del Medio sentada en un rinconcín de la clase, observando y hablando con los niños que tenía más cerca. Al terminar el profesor se acercó le hice las preguntas pertinentes que el contestó de buena gana y con todo detalle, cosa que me facilitó bastante el trabajo.

Al terminar las clases era la hora del recreo, así que salí a dar una vuelta al patio a ver cuantos de mis antiguos profesores quedan por allí, ví a la mayoría y todos me recuerdan. La verdad es que se hace extraño como antes los profesores te echaban la bronca por hacer mal un ejericio y ese día venían hacía mi para darme dos besos y presuntarme por mi. Es raro, pero mola, porque con esas edades parece que los profesores no son personas normales sino, unos seres de distinta naturaleza que solo regañaban y ponían mala cara por todo y ahora son todo sonrisas.

Sé que no es gran cosa, lo sé. Pero que así, de buenas a primeras, te suelten a 27 niños y te abandonen a tu suerte, es bastante chungo y te hace replantearte si eso es en lo que quieres trabajar hasta el día en el que te llegue la jubilación. Con todo el nervio que tienen y lo agotadores que llegan a ser es más fácil que te den la baja por depresión antes que llegar a cobrar la doble de Navidad.

domingo, 1 de noviembre de 2009

¿Agobio? ¡Qué va!

Llevo unas semanas un poco bastante agobiada con todo lo que nos mandan para clase. Con esto creo que defiendo mi especialidad, no todos los magisterios son de primaria, educación física o infantil (aunque con Bolonia, nos queda poco... ahora no sé a quien irán a joder). Magisterio con especialidad en Lenguas Extranjeras existe (bueno, con Bolonia ya no, pero los que estamos ahí os podemos asegurar que bastante jodido, al menos en la UCLM, que ya me han dicho que en Granada se tocan los pies), con sus Lenguas Inglesas (hasta la V), Lingüísticas Inglesas, Lingüística Española, y un puñado de asignaturas que empiezan por "Psicología" o "Bases" y otro montón que terminan en "y su Didáctica".

Además, soy masoca. Quien me conozca un poco sabe de mi adversión a la religión, casi en especial a la Católica, ¿qué le vamos a hacer?. La verdad es que me gusta conocerlas todas, es curioso e interesante. Pero nunca me ha gustado aceptar algo que el resto de mi familia ha dado por hecho durante generaciones porque sí. Quiero decir, todos bautizados, creyentes.. tal y tal. A mi nadie me preguntó si quería ser bautizada o hacer la comunión... ni siquiera al meterme en un colegio de monjas cuando tenía 3 años (pero eso es aparte, porque no puedo quejarme de mi colegio... yo era la niña mimanda, ¿hay algo mejor?).

El caso es que como pensé que eran asignaturas fáciles, allá que fui y elegí Doctrina Católica y su Didáctica I como optativa y Doctrina Católica y su Didáctica II de libre, 6 créditos cada una. Vale, pensé, yo voy, escucho... y ya está. ¿Que me van a preguntar que no sepa después de estar 14 años de mi vida en un colegio de monjas?. El caso es que cada vez que toca clase salgo quemada, muy quemada. La asinatura la da un cura, no podría ser de otro modo, que es muy irrespetuoso con los no creyentes o con los que son de otra religión. Para él, los agnósticos son gilipollas y los ateos una panda de blasfemos no más inteligentes que los agnósticos.

A ver... esas cosas me indignan. Tú tienes tus creencias, y yo las respeto, me callo y tomo apuntes. Pero no me parece justo que por no querer dar Francés II o Comentario de Textos en Lengua Inglesa (que es realmente por lo que elegí estas asignaturas) tengas derecho a insultarme. Cuando se lo comenté a mi madre me dijo: " Tu tranquila, no te molestes por esas tonterías, no dejes que te convenzan ni cambies lo que tus creencias por lo que diga ese fanático." No me gusta para nada la forma en la que se refiere a otras religiones que no son la suya, habla con un desprecio enorme y a la mayoría las cataloga de sectas. Y luego se pone a decir palabros raros que ni él sabe escribir... yo pensaba que en el examen preguntaría las típicas cosas que todos sabemos, Navidad, Semana Santa... pero parece que esto va a ser más chungo de aprobar que de soportar. Además al padre de mi compañera de piso (sí, por lo que se ve está ahí desde que crearon la facultad) le suspendió por decir lo siguiente: "¡Viva el comunismo!". Tócate los cojones, Mariloli. Si escuchara lo que pasa por mi mente...

Además este año el horario es lo peor. Normalmente entro a las 9.30, salgo a las 14.30 vuelvo a las 16.30 y tengo clase hasta las 19.30 o las 20... y porque es a la hora a la que tengo que estar en la Escuela de idiomas, vamos, que mi jornanda suele terminar a las 21. Llego al piso cansada y con sueño, pero no... no puedo simplemente sentarme un rato en el sofá e irme a dormir, no. Tengo que hacer trabajos, ejercicios y hasta ensayos en inglés. Por suerte los viernes no tengo clase, así que aprovecho la mañana para quedar con Fernando y ponernos al día con los trabajos de Modelado y luego por la tarde al bus de camino al pueblo.

Apenas tengo tiempo para salir los jueves o los sábados, aunque he de reconocer que la semana pasada en el Intercampus aproveché bastante bien, volvimos a mi piso cuando cerraron todos los bares a eso de las 6 y pico de la mañana y nos preocupaba más los ruidos de las tripas de Alicia que tener que levantarnos a las 10.

Ya otro día contaré mi primera experiencia con los niños en el cole... que también tiene lo suyo.