A la espera del mes maldito seguiremos hincando codos con ganas o sin ellas, sin pensar si hay vida o no más allá de esa pared que separa nuestro cuarto del resto de la civilización para demostrar a todos aquellos que nos han suspendido (con razón, sin razón o por mero deporte) que se han equivocado de persona y en caso de que no lo hagan, sólo nos queda demostrar que nosotros no nos equivocamos con el coche que tenemos que rayar.
En definitiva, a todos aquellos que están en mi misma situación desde aquí, mucho ánimo. Que la suerte os acompañe