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lunes, 23 de noviembre de 2009

Reflexiones de medianoche

Las relaciones interpersonales son siempre difíciles, complicadas a veces más raras de lo que podemos llegar a pensar. No importa cuántos años o cuantos meses hace que conozcas a alguien, nunca terminarás de conocerle. El día menos pensado dejará de hablarte, o simplemente se distanciará cuando menos te lo esperes y sin explicaciones.


Le darás mil vueltas, te enfadarás y podrás pasarte la noche en vela pensando en qué hiciste o dijiste para que ahora la relación esté en ese punto, en punto muerto... Pero no encontrarás respuesta. Simplemente, cuando quieras darte cuenta ya no estará. La misma persona que derramaba sus lágrimas en tu hombro pasará a felicitarte alguna que otra Navidad porque no le quede más remedio y por no quedar tan mal, quizá su conciencia se sienta mejor así.


El caso es que cuando menos lo eches de menos, menos te acuerdes de todas sus historias, de lo que le ayudaste, y por supuesto, de todo lo que te ayudó, de las risas y de los malos momentos aparecerá, dirá algo que de te descoloque, fingirá que le importas y se volverá a marchar siguiendo el mismo camino por el que vino, sobre sus huellas, con paso firme y dejando sus pisadas bien marcadas.


Lo peor no es que no haya dejado de echarle de menos. Lo peor es lo que me cuesta aceptarlo.


O como dirían ellos: "Quizás te estoy mintiendo, resulta que no puedo aceptar que aun te eche de menos y que este menos vaya aun a más"


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los humanos somos complicados, no hay ni uno solo igual a otro y eso hace difícil todo lo que tiene que ver con relaciones interpersonales. Por otro lado, nuestros sentimientos son otro tema... quién puede ir en contra de ellos? Cuando de temas del corazón se trata, es imposible forzar las situaciones.

Como diría Albert Guinon: "el verdadero secreto de la felicidad consiste en exigir mucho de sí mismo y muy poco de otros".

Abrazos!

Aída dijo...

Mira, te entiendo muy bien, pero creo que todo ocurre por alguna razón... y seguramente a la larga verás como es mejor así... eso espero cielo. un besito